domingo, diciembre 31

LA OTRA VACA


El regreso a las diagonales desde la tierra colorada del gran Jack Duluz, fue la excusa para compartir la noche del 28 de diciembre en casa del Notario. Y no fue broma.

Duluz, Emebé, Andrés, Romina, Lupa, Holden, Antonio, Senodram, Djentrance y Ramiro puden dar cuenta de ello.

Una vaca se hacía por última vez en la bañadera. El producto de otra nos aguardaba impaciente en la bandeja (en realidad los impacientes éramos nosotros). Cuando las brasas terminaron de hacer su trabajo, nos abalanzamos sobre la parrilla sepultando cualquier resto de elegancia que nos pudiera quedar.

Tras saciar nuestro instinto caníbal, el Notario hizo presente a Don Alfredo, acompañado por la guitarra negra de Senodram.

Llegó la sequía y las zonas aledañas fueron testigos de un peregrinar de vacíos de cerveza, que volvían llenos, para vaciarse al poco tiempo.

Algunos comensales fueron abandonando la noche. Quedamos el Notario, Duluz, Lupa, Djentrance, Holden y un humilde servidor.

Necesitábamos un postre, pero nadie había comprado ni preparado nada para tal fin. Así que necesitamos no tener ganas de comer. Por suerte habíamos hecho la otra vaca.

El día nos encontró hablando de proyectos en común para el año próximo, historias de vida, planes para las vacacione y muchos etcs.

Cuendo me fui, quedaba carne en la bañadera y cervezas en la heladera. También quedaban comensales. También quedaban ganas de quedarse.

No, de la otra vaca ya no quedaba nada.

Puede que lo que se lea acá no sea completamente fiel a la verdad. Puede que sea incompleto o puede que sobren cosas. Se recomienda leer las reseñas hechas por los otros comensales.

miércoles, diciembre 20

PLAZA MORENO

La plaza Moreno ofrece un paisaje espléndido esta noche. Un esplendor cuya totalidad escaparía al mejor fotógrafo para la mejor postal o ilustración de la guía telefónica.
El centro geográfico de la ciudad perfecta, ideada por Pedro Benoit en fines del siglo pasado, cuando la provincia necesitaba una capital en la que estuviera la sede de su banco, el mismo que quebró poco más de cien años después gracias a créditos truchos dados a empresarios a cambio de financiación política.
Los patirolos y sus pequeñas glorietas verdes le dan una onda muy particular. Es cierto que era más pintoresco sin el nylon que protege al comensal de la intemperie, aunque no de lo que va a su estómago. Me acuerdo del Pollo, que me contó que uno de esos carritos factura 12 lucas por día. El lo sabe porque se revienta laburando en uno de los depósitos en los que se preparan los menús. Me acuerdo de su casilla en el Paligue, apenas un poco más grande que los patirolos, en la que vive con su mujer y tres hijos.
El punchi punchi de una disco móvil emplazada en un 127 rojo es la banda de sonido de la Catedral, con su éstilo Gótico único en el Cono Sur.
Es la que aparece en postales y tapas de guías telefónicas. La que Rocambole inmortalizó ardiendo en la contratapa de “Oktubre”, de estpaldas a una multitud que traza una diagonal que culmina en la tapa del disco. Siempre me pregunté si luego de incendiar la Catedral la turba se fue a Plaza Italia, hábitat histórico del lumpen-hippismo platense.
La Catedral que quedó inconclusa y que fue terminada recién en 1999, por una empresa que tenía a los albañiles como restauradores y que, por lo tanto se atenían a las condiciones gremiales de los artesanos, mucho menos benignas que las de la UOCRA.
La misma Catedral que tiene en su campanario a Monseñor Plaza.
Parejitas, insomnes, lúmpenes, linyeras, skaters y distintos grupetes de personas ocupan las distintas zonas de la plaza. La piedra fundamental, los espacios verdes, las estatuas masonas que tanto han dado que hablar a infinidad de pelotudos. Estatuas puestas por masones cagones o pijoteros, que dejaron desarmado al arquero que debía ultimar el rosetón de la Catedral.
El Edificio Municipal. Ese hermoso edificio renacentista alemán, que con la iluminación nocturna parece un pastel de bodas. De las tantas bodas cuyas novias van a fotografiarse a sus jardines, momentos antes de la gran noche de sus vidas, luego de la cual todo irá necesariamente en picada. ¿Vendrán a fotografiarse también el día que se divorcien?
Es el mismo lugar en que la Justicia Federal condenó a Miguel Etchecolatz. El mismo al que todavía no ha llegado Julio López. El mismo al que tal vez no llegue nunca. Pero para ese caso, creo que todos los lugares son pavorosamente iguales. También este hermoso edificio renacentista alemás ofició de escenario para que Santiago Barberán apareciera moribundo y empalado un frío amanecer de fines de mayo, sin que nadie viera absolutamente nada.
La Plaza Moreno ofrece un paisaje espléndido esta noche. Tan espléndido, que dan ganas de vomitar.

miércoles, diciembre 6

MANUAL DEL BUEN HIJO DE PUTA


Artículo 1º:
El Doctor Mariano Grondona sopla el caño de su Luger Paraballum, esa reliquia con la esvástica laqueada en las cachas que le regalara años atrás el Capitán Ingenieros. El humo, empujado por el débil aliento del Doctor Mariano Gorndona, avanza sobre el cuerpo sin vida de Johnatan, que conserva en su mano la manigueta. Metros más adelante, la gorra. El Doctor Mariano Grondona intentó persuadirlo. Le explicó que no necesitaba que le limpiara el vidrio. Pero hay gente que no entiende razones. Ahora no tendrá nada que entender.

Artículo 2º:
El Doctor Mariano Grondona aspira la última línea de cocaína que queda en el plato. No le corresponde a él exactamente. Su parte de la noche ya está bien adentro de sus fosas nasales y de su cerebro. Pero el Escribano Patricio y el Capitán Ingenieros están muy ocupados discurriendo sobre los negocios en los que el Doctor Mariano Grondona no quiso participar, no tanto porque no le interesaran sino porque no encontraba la fórmula para quedarse él solo con el botín. No contento con lo que en este momento se tambalea entre el cartílago y el tabique, pasa el dedo por el plato, dejándolo en un estado que envidiaría el mejor publicista de una propaganda de desengrasantes. Por último, guarda sigilosamente el packashing, para darle la correspondiente chupeteada una vez concluida la tertulia, cuando el Escribano Patricio y el Capitán Ingenieros se vayan agradeciendo tener un tan buen amigo y anfitrión como el Doctor Mariano Grondona.

Artículo 3º:
Las miradas eran sugerentes. Los horarios de ambos, obvios. Verlos salir un miércoles por la tarde de la oficina del Señor Leopoldo fue la confirmación. Ninguno de los dos vio al Doctor Mariano Grondona viéndolos a ellos. Entonces empezaron los comentarios con doble sentido, las sugerencias, las propuestas, los consejos de amigo, los charcarillos picantes: la delación camuflada con inocencia. No fue necesario mucho para que el Señor Leopoldo comenzara a prestar más atención a los movimientos de su mujer. Y no fue necesario mucho más para que la encontrara in fraganti con el Escribano Patricio. Fijándose bien, todavía queda alguna marca que las toneladas de maquillaje que usa no logran tapar en los ojos de la Señora Leopoldo. Este detalle no escapa a la cálida mirada del Doctor Mariano Grondona, cada vez que recibe a los Leopoldo en su morada.

Artículo 4º:
El Doctor Mariano Grondona viaja en su convertible importado por la autopista. Al pasar sobre las villas miserias lo hace. Desde un tiempo a esta parte se contiene. Intenta conservar la elegancia. Pero esta vez no puede. “¡Negros de mierda!”, “¡Cabezas hijos de puta!”, “¡Villeros putos!”, “¡Gronchos!, ¡esclavos!”. El último grito, orgásmico, nacerá de sus testículos, florecerá raudamente por el estómago, se abrirá paso por las cuerdas vocales como un vaqueano por la maleza, esperará agazapado un instante en algún recoveco de la faringe para saltar como una pantera sobre su presa, agitando la campanilla como un péndulo furioso: “¡¡¡POBRES!!!!”

Artículo 5º:
Es el festejo del primer lustro de su sexta nieta, y el Doctor Mariano Grondona llama a Micaela, una de las pequeñas invitadas, y la sienta amablemente sobre sus faldas. Micaela es realmente hermosa. Su cabello fino acaricia sus mejillas, apenas cubiertas por pequitas. Sus pequeñas piernitas blancas se asoman bajo el hermoso vestidito con florcitas. Las medias blancas, los zapatitos de charol. Sus pequeñas manecitas que tienen la capacidad de endulzar cada cosa que toquen. El Doctor Mariano Grondona se siente feliz con esa belleza encima suyo y no deja de hacerle las mismas preguntas pelotudas que le hacen todos los grandes a todos los chicos: “¿Cuántos años tenés?”, “¿Te gusta ir al jardín?”, “¿Tenés hermanitos?”, “¿Qué querés ser cuando seas grande? (que diga “secretaria, que diga “secretaria”)” El Doctor Mariano Grondona es un hombre que siempre piensa en el futuro.

Artículo 6º:
El Doctor Mariano Grondona no puede salir de su asombro. El Señor Leopoldo con paraguayas. “Es gente nueva, las traen de Paraguay o de Bolivia. Ya sabemos lo que son, pero hay algunas que son realmente muy hermosas. Y mansitas. No joden para nada”. Acto seguido, comienza la descripción minuciosa de las bondades. El Doctor Mariano Grondona interrumpe la buena nueva del Señor Leopoldo: “No me estás contando nada nuevo. Conozco al importador”

Artículo 7º:
La lluvia azota ferozmente las ventanas del escritorio, en una pesada noche del verano subtropical que supimos conseguir. El Doctor Mariano Grondona, impaciente, intenta ver tras el cortinado líquido. Finalmente suena el timbre. El Doctor Mariano Grondona baja raudamente. “Son 28,80 señor” dice la masa de humanidad que debe haber bajo el piloto. El Doctor Mariano Grondona extiende el billete de 100, recibe el helado y, tras un breve espera, los 71,20 del vuelto. Inmediatamente cierra la puerta y va a saborear el helado que pidió. Mañana se enterará que la moto que le trajo el pedido resbaló en la lluvia y que lo que la conducía murió arrollado por un conductor cuyos frenos fueron detenidos por la humedad. El Doctor Mariano Grondona agradecerá entonces por la fortuna con que lo premia la vida. El accidente no se produjo cuando el pedido iba en camino.

Artículo 8º:
Comentario de un muy entusiasta Doctor Mariano Grondona, durante el almuerzo familiar: “¡Qué bien que la paso en el Golf Club! Es un lugar hermoso. Aire libre, mucho verde. Y esa laguna en el medio... Antes era una complicación, porque no son pocos los tiros en los que la pelota termina ahí. Pero desde hace un tiempo empezaron a meterse unos negritos... villeritos, de la zona. Y están todo el día ahí. Al principio los echaban, pero supieron ganarse el lugar. Cuando la pelotita cae al lago, se zambullen y nos la alcanzan por 5 pesos. Y si vieran que notable la destreza de esos negritos. Y hay veces que la tiro a propósito, nomás para ver el espectáculo que representan esos cuerpos, mucho más ágiles que los nuestros. Son como monitos.”

Artículo 9º:
El Doctor Mariano Grondona se inclina para levantar la tabla del inodoro y siente un fuerte tirón desde la cintura hasta la nuca. Por un momento piensa que es un castigo divino. Pero como tiene urgencias, deja esa meditación para mejor momento. Se baja la bragueta. Mea sobre la tabla. Llama a la Nancy y le indica que deje el encerado del playroom para después y que limpie lo que acaba de hacer. Una vez cumplida la orden, y antes de que pueda levantarse, el Doctor Mariano Grondona agarra bruscamente sus pelos negros y grasosos y la hace practicarle la fellatio más feroz que se haya conocido en la historia de la humanidad.

(En el clímax de la cuestión, el Doctor Mariano Grondona, mirando al techo, con la nuez de Adán a punto de cortar la piel y los párpados fundiéndose en uno, maldice por primera vez en su vida a Dios, por no permitir al Hombre eyacular y mear al mismo tiempo)

Artículo 10º:
Lo vio por Internet y le resultó simpático. Un gasto más en la tarjeta de crédito no hará ningún daño a nadie. El Doctor Mariano Grondona da la vuelta a la llave y cierra el cinturón de castidad de Mónica. A partir de ahora. ada vez que salga, el Doctor Mariano Grondona llevará en consigo en el llavero su casa, su trabajo, su fortuna, sus vacaciones, su auto y la fidelidad de su mujer.

Artículo 11º:
El Doctor Mariano Grondona llama a la jefatura policial para denunciar la existencia de una clínica en la que se realizan abortos clandestinos. Cuando cuelga, se siente en paz con su alma. Tiene la tranquilidad de que hay un lugar menos en el que se asesinarán al producto de la irresponsabilidad de chicas que quedaron embarazadas por no tomar las precauciones del caso. Sabe que Patricia, su secretaria, fue la última mujer cuyo amante envió a esa clínica. También sabe que, de aquí en más, deberá ser más cuidadoso.

Artículo 12º:
El niño llora. No quiere que lo lleven al orfanato. Se desespera pensando que lo separarán para siempre de ese tierno vagabundo que lo adoptó para compartir sus penurias, pero también mucho amor y diversión. Juntos se ayudarán mutuamente. Uno, dándole el cobijo y la protección que necesita todo niño, más si su hábitat será la calle. El pequeño lo hará sentirse menos solo, y hasta saldrá a romper todos los vidrios de la calle cuando el vagabundo consiga el trabajo de vidriero.
Tras el plasma, acorazado por un moderno sistema de sonido, el Doctor Mariano Grondona se conmueve con la escena. Una tenue lágrima naufraga en su mejilla.

sábado, diciembre 2

UNA DE BUKOWSKI

No es mi intención poner en el blog cosas ajenas. No está mal para tener activo el blog, pero reitero que en principio no es la idea.

Pero esta noche llegué con ganas de postear. Y no se me ocurría nada. Así que dejo esto. Que lo disfruten.




462 – 0614

tengo muchas llamadas ahora.
son todas como
“¿sos charles bukowski
el escritor?”
“si”, les digo
y me dicen que entienden
lo que escribo,
y algunos son escritores,
o quieren serlo
y tienen trabajos tontos y horribles
y no pueden enfrentar la habitación
el departamento
las paredes
esta noche-
buscan alguien con quien hablar,
y no creen que
yo no puedo ayudarlos
que no conozco las palabras.
no pueden creer
que a menudo ahora
me doblo en mi habitación
agarrándome la panza y digo
“jesús jesús jesús, ¡no de nuevo!”.
no pueden creer
que la gente sin amor
las calles
la soledad
las paredes
son mías también.
y cuando cuelgo
piensan que me guardé
mi secreto.

yo no escribo desde
el conocimiento.
cuando suena el teléfono
a mí también me gustaría escuchar las palabras
que puedan aliviar
un poco esto.

por esa razón mi número
figura en la guía.












Para la próxima prometo algo peor, pero propio...