martes, noviembre 7

NOCHES EN UN BOULEVARD SOLEADO

No conozco ni he conocido TODOS los bares de la ciudad de La Plata. Pero me atrevo a decir que el Boulevard del Sol fue el mejor antro que ha existido y existirá jamás en este cubo mágico infernal crucificado por diagonales.

Una imponente casona colonial ubicada en la calle 53 entre 1 y 2 frente a un verde boulevard albergó desde mediados de los ´80 y por casi 10 años noches de mística, locura y rock fuerte. Sí, claro que había falopa.

La ubicación presentaba dos desventajas. La jefatura de policía en frente y la (¿)cancha(?) de Estudiantes a la vuelta. Pero la verdad es que el hedor nunca se sintió desde el “Bule”.

Al traspasar el zaguán, uno se encontraba con un patio en cuyo fondo se montaba el escenario en el que, ya bien entrada la primavera y mientras el otoño lo permitiera uno podía disfrutar del peregrinaje de las bandas que sonaban en un período de alta fertilidad creativa en nuestra ciudad. Cuando el frío o el cielo se empeñaban en aguarnos la noche, la cosa se mudaba al interior del lugar. Dos habitaciones bastante amplias habían sido unidas para hacer un salón que, restando la barra y la tarima que oficiaba de escenario, aún dejaba algo de espacio para albergar a los parroquianos.

La concurrencia era una mezcla de hippies tardíos, pseudobeatniks fuera de tiempo y espacio y artistas de las más variada calaña. Por algún motivo u otro, todos tenían un aire de sobreviviente. Por entonces no existía la costumbre de poner tan fuerte la música. Así que, terminada la banda, o lo que fuera que nos hubiera convocado (cuando íbamos por algo más que el sólo hecho de estar en el lugar) podía uno quedarse charlando y conociendo gente. Los rejuntes de mesas eran más que comunes en el paisaje del Boulevard. Las noches duraban hasta altas horas de la madrugada. O tempranas horas de la mañana, según se vea.

Las mujeres eran más interesantes que bellas. Corrijo: mujeres cuya belleza radicaba en cierto valor agregado. No sé cuán lindas me hubiesen parecido muchas de las minas que conocí allí, de haberlas encontrado en otro lugar. Es como si el lugar les quedara bien. Y viceversa.

Fui por primera vez el domingo previo al feriado del 17 de agosto del año ´90. Fue una de mis primeras salidas. Un amigo, con algunos años más que yo, me llevó al lugar “donde va la gente del palo”.
- ¿Quién es la gente del palo?
- Vení acá y la vas a conocer.
Entré al baño y ahí estaba la gente del palo: una banda de cocainómanos empedernidos que hacían giratoria la puerta buscando calmar su celo nasal. No me atrevo a afirmar que alguna vez lo hicieran. En aquel momento no imaginé hasta que punto las condiciones de privacidad de los baños influirían en mis preferencias por ciertos lugares.
No había sido siempre así la cosa, me enteré después. “Ahora está más careta”, comentó alguien. “Antes no nos tomábamos la molestia de ir al baño. ¿Viste qué lindas mesas?”

Es un problema que he tenido siempre. Soy de llegar cuando el asunto está empezado y, en muchos casos, cuando sólo restan los bises. Del Bulevard pesqué una versión, no diría que ATP, pero sí PM13, en comparación con el XXX que fue en los 80 (lo de XXX debe entenderse simplemente como una graficación comparativa). Claro que en aquel momento no hubiera ido a ese lugar, y mucho menos solo. Nadie iba solo allí. El lugar era escenario de trifulcas de todo tipo y, por la cercanía con la jefatura policial antes mencionada, era más que común que los fines de semana se alternaran entre los que podían abrir y los que estaba clausurado.

Por la época en que empecé a frecuentar al Bule, cambió de rubro Bar a Centro Cultural. La diferencia radicaba en que se habilitó la planta alta para distintas expresiones artísticas. Aunque no duró mucho. Apenas el tiempo que tardaron los dueños en darse cuenta que los concurrentes a las inauguraciones no íbamos tan motivados por las obras presentadas en la mayoría de los casos por snobs que se perdieron el Di Tella, sino por el vino (no del mejor, aclaro) con que invitaba la casa.

A fines del 91, se realizó en el “Bule” un certamen de bandas. Hubo algunas situaciones que no quedaron del todo claras. Además ¿cuál era la necesidad de establecer un podio, pudiendo hacerse una suerte de festival en el que las bandas simplemente toquen? Sin embargo, el evento fue una buena ocasión para que durante esas noches pudieron verse y escucharse a gente como Mister América, Los Peregrinos, Peligrosos Gorriones, 40 Escalones, Falso Primer Ministro, Dintona Rumori, Señor Valdemar y Flores Subterráneas.

La memoria me ancla en una noche de la última semana de 1992. A pesar del calor, había mucha gente resfriada. El patio y el baño estaban colmados de saludos, abrazos, brindis, planes para resistir el verano y deseos de prósperos años nuevos que nunca empezaron. En el escenario, Pachuco Cadáver (Pettinatto, Piccolini, Willy Crook y Gillespie) daba un show tan magnífico como extraño (al igual que su disco “3 huevos bajo tierra”). No sé a ciencia cierta cuando cerró, pero ese es mi último recuerdo del Bule. El año siguiente encontró a la gente del palo en otros baños. Los del Tinto A-Go-Go(que había abierto un par de años antes), El Bar (que también existía con el nombre de “Halloween”) o el fugaz Zeppelin.

Es una pena que no haya aguantado hasta hoy. Sería por lejos el mejor antro de la ciudad. Entonces lo perjudicó la ubibación. Es difícil pensar eso cuando hoy se cruza la ciudad para ir a perder el tiempo y la audición a los tantos bares que han abierto. Pero entonces no eran tantos y estaban bastante concentrados geográficamente.

A pesar de las posibilidades que da la arquitectura del lugar, nunca volvió a darse algo como eso allí. Durante mucho tiempo hubo una dependencia municipal. Luego, con el mismo nombre, un restoran bastante cheto. Hoy hay una casa de “eventos”. No sé cual de los tres turros fue el responsable de techar el patio.

A veces pienso en entrar. Quiero volver a ese baño una vez más. No creo en fantasmas, pero si voy a tener que reventar, preferiría que fuera con uno del palo. Por ahí me convida y puedo saldar una deuda: tomar la raya que nunca tomé en el baño del Boulevard del Sol.

11 comentarios:

emebé dijo...

¡¡¡Tiemblo de emoción!!! Muy bueno, Manuco, al fin. Escribí lo que se te cante, pero no dejes esta lín... bueno, esta serie: la de las noches platenses. La conoces bien, y es la crónica historica de La Plata que quiero leer.

emebé.
P.D: Nótese que soy el primero en firmarlo, eh? lo banco, lo banco. Ya mismo linkeado en mi blog.

emebé dijo...

Ah, y por supuesto, bienvenido a un grande!

Unknown dijo...

Una maravilla...Si bien detesto la nostalgia, como marca registrada de la argentinidad, me saco el sombrero, me inclino ante su presencia sepulcral nocturna, y me echo un garco en 1 y 55....
Salú
jack

Anónimo dijo...

......... Diegote, andá a cagar con el garco de 55 y 1; las copas las podés ver en la sede; hay muchas........... jajaja; Manuco, al fin!! Brillante, la escritura maldita de La Plata que faltaba: "Palo y a la bolsa diría un viejo profesor cocainómano, lamantablemente de la contra"...

Holden-Ambiguo-Posmoderno

bartolomé rivarola dijo...

Gracias por los comentarios.
Incluyo uno que me llegó por mail, de un verdadero perito en la materia, don Enrique Symns:
"estoy de acuerdo por supuesto que fue elmejor bar de La plata ylas
inmediaciones y que la jefatura le daba un toque de adrenalina bien
sustancioso, en cuanto a las mujeres yo siempre las pocasd que agarr`estaban
refuertes no se si eran bellas spero eran calidas como un carbon que se cae
del infierno

un abrazo"

Tenés razón Holden, que se vaya a cagar con lo del garco en 1 y 55, mejor que lo haga en 1 y 57, más lejos del Bule. (o mejor que no lo haga, por ahí hasta perfuma un poco la cloaca inmunda esa)

Anónimo dijo...

Aquí el comentario de una de esas mujeres más interesantes que bellas que solían frecuentar ese lugar. Me gustó mucho la descripción que hiciste, veo que nos acordamos de las mismas cosas.
No en vano caiste en mi blog.
Saludos y si consigo una foto de aquel entonces te la envio.

Anónimo dijo...

Bravo Manu, tarde llegué, como vos al Bule, pero seguro de haber encontrado los restos de algo muy interesante esparcidos en la tapa de algún indodoro...Me encanta como describis. Siga así...¿el Drácula Platense?

bartolomé rivarola dijo...

¿Pasé de Caparrós a Drácula?

indianala dijo...

Es real..nunca mas encontré un lugar con tanta magia y conjuros juntos, las mesas con los vasos y las velas, las paredes llenas de poemas y graffitis, el piso de madera...

Anónimo dijo...

SIGO FESTEJANDO DEL BANQUETE

EL COLECCIONISTA

Fernando dijo...

Bueno, creo que mi intervención en este post es un poco tardía, pero creo que igual vale. Hoy por hoy hay una empresa de software en la casona (desde mediados de 2008) y he tenido la oportunidad de trabajar ahí casi 3 años. La casa tiene un "no se que" que siempre me llamó la atención. Es un gran lugar físico para algo como lo que fue el Boulevard, una pena habérmelo perdido por ser demasiado pendejo en ese momento.
PD: el baño creo que debe estar igual que en aquel momento. Un mingitorio con un lavamanos y un recoveco aparte, con puerta de madera, para el inodoro y otro lavamanos. Fantasmas no he visto, y "líneas aspirables", menos. Tal vez el desodorante de ambientes automático sea un buen reemplazo?